Pictet Group
Una asociación basada en el respeto, la humildad y la priorización del cliente
Sven Holstenson recuerda con toda claridad la primera vez que vio a Jacques de Saussure. "Fue en septiembre de 2012", rememora. Llevaba solo unas semanas en la empresa y le habían encargado que ayudara a Jacques en los preparativos para una reunión con todo el personal. "Yo acababa de dejar una empresa de consultoría, por lo que no estaba precisamente acostumbrado al respeto y la humildad", afirma, dirigiendo una sonrisa a Jacques. "No llegaste en punto y lo primero que hiciste fue disculparte por ello. Por un retraso de dos minutos. Esta ha sido la historia de mi trayectoria en Pictet, llena de respeto".
Siete años más tarde, Sven fue nombrado responsable de Pictet Wealth Management para Europa, función desde la que supervisaba las seis sucursales europeas, con 12 oficinas y 250 empleados a su cargo. En mayo de 2023 se convirtió en socio gestor del grupo Pictet, pasando a ser el socio número 46 de la empresa. Sin embargo, esta impresionante carrera en Pictet parece relativamente corta comparada con las casi cuatro décadas que Jacques de Saussure pasó en el banco.
Jacques se incorporó a Pictet en 1980. Recuerda su ingreso en el banco y lo improbable que le había parecido en un momento dado. Apropiada para este número de Pictet Report, centrado en la familia, es una historia que resuena entre generaciones. Claude de Saussure, el padre de Jacques, había querido seguir las huellas de sus antepasados y dedicarse a la ciencia, pero finalmente optó por incorporarse a la profesión bancaria en el difícil entorno económico posterior a la Segunda Guerra Mundial. "Me educó en parte con esta ambivalencia", recuerda Jacques. El precoz interés del joven Jacques por la ciencia lo llevó a estudiar matemática aplicada en la Escuela Politécnica, pero su padre detectó las singulares aptitudes necesarias para tener éxito en la banca, y por ello se llevó a su hijo a Pictet, del que Claude era entonces socio gestor. "Llegué como aprendiz, y el resto es historia", dice Jacques.
El propio Jacques fue nombrado socio en 1987, se convirtió en socio principal en 2010, y finalmente se jubiló en 2016 a los 64 años. Durante su tiempo en Pictet, la empresa, por no hablar de todo el sector financiero, evolucionó y experimentó cambios considerables. "En la década de los setenta y a principios de los ochenta, nuestro sector se encontraba inmerso en un proceso de digitalización", señala Jacques, ofreciendo un ejemplo de lo mucho que esto ha cambiado. "Los bancos estaban pasando de ejercer una actividad extremadamente manual, negociándose manualmente las acciones y cosas por el estilo, a estar totalmente informatizados. Esto nos dio la oportunidad de obtener economías de escala". Se incorporó al banco en una época de grandes cambios, pero también de grandes posibilidades y de un crecimiento potencialmente meteórico.
Sin embargo, lo que quizás asombre más es en qué medida ha seguido siendo realmente igual desde la incorporación de Jacques hace más de 40 años. El modelo del banco, por ejemplo, no ha variado: de hecho, ha permanecido igual desde sus primeros tiempos. "Somos una auténtica asociación", comenta Jacques, "lo que básicamente significa que la empresa es propiedad exclusivamente de las personas que trabajan en ella".
Este modelo ha permitido que el banco lleve más de 200 años manteniendo su independencia. "Esta independencia es un activo enorme en cuanto a poder gestionar la empresa con una perspectiva a largo plazo", afirma Jacques. Sven está de acuerdo en que este vínculo entre independencia y mentalidad a largo plazo es fundamental. "La ausencia de presiones de accionistas externos nos da esa libertad para invertir de cara al futuro", explica. "No estamos pendientes de los trimestres, ni de los años. Principalmente prestamos atención a los lustros, que son el período por el que se rige nuestra estrategia".
Adoptar una perspectiva a más largo plazo también da a los socios libertad para no actuar, algo que a menudo se pasa por alto. "Cuando eres CEO, puedes tomar decisiones, pero a veces te ves obligado a hacerlo porque tu Consejo no quiere que los asuntos se aplacen", afirma Jacques. Una asociación, eso es completamente diferente. "En términos de poder, los socios son iguales. Como no puedes obligar a un socio a aceptar nada, el proceso es más lento, porque tenemos que alcanzar un consenso". Esto puede dar lugar a largas conversaciones y encendidos debates, pero, para Jacques, la decisión final siempre es "mucho mejor que la que inicialmente teníamos en mente". Una decisión más lenta pero correcta siempre es más inteligente, a la larga, que una rápida.
Sven también tiene una opinión sobre lo que ha mantenido a la asociación tan fuerte durante más de dos siglos: el modo en que se da prioridad a los clientes sobre todo lo demás. "Todo aquello que hagamos para nuestros clientes debe ocupar el centro de nuestros intereses; a continuación vienen nuestros compañeros de trabajo, después nuestras comunidades, y por último la propia asociación", afirma Sven. "Estoy convencido de que una empresa no puede sobrevivir durante dos siglos si no pone el interés del cliente en primer plano".
Para Jacques, esto es cierto no solo según su propia experiencia, sino también con respecto a aquello que más disfrutó de su trabajo. "La parte más fascinante era el trato con los clientes", señala, al reflexionar sobre sus 36 años en Pictet, "porque tenemos el privilegio de contar con un conjunto de clientes extremadamente diverso, personas que han logrado algo en la vida. También es algo muy humano porque, cuando te ocupas del patrimonio de alguien, estás ocupándote de algo muy profundo de las personas, algo que realmente es esencial para ellas".
A modo de ejemplo de lo profundamente humana que es esa relación, Jacques recuerda una historia de su época en Pictet. Está relacionada con un cliente que se mudó de Francia a Ginebra a principios de los años cuarenta. "Estuvo con nosotros muchísimos años, y llegó a cumplir los 100", dice Jacques. Su gestor de cuenta en Pictet le preguntó qué podía hacer el banco para conmemorar ese momento tan especial. El cliente dijo: "Bueno, a mi edad, no me quedan amigos porque todos han fallecido, de manera que lo que realmente me encantaría es ir a comer al banco con mi hija y mi nieta". Jacques fue invitado a asistir a esa comida y la recuerda como una celebración notable, y un privilegio "estar presente, honrar de verdad esta fantástica relación que había durado cerca de 70 años".